Ideas sueltas acerca de Silvia Prieto - Rodrigo Moreno
Ideas sueltas acerca de Silvia Prieto
Si uno describiera los llamados pillow shots de Ozu se encontraría con narraciones:
El viento mece las prendas de ropa tendidas sobre la soga.
El tren de la tarde pasa. Otro tren más lejos, también.
Dos botellas conforman una extraña simetría. El mar detrás.
Algún impulso narrativo debe determinar el encuadre del plano y su duración. También su sonido. De lo contrario estaríamos frente a una sucesión coleccionable de elementos inanimados (un rincón de la casa, unas plantas, unas nubes). Alguien podría objetar esto:
- Sí, quiero filmar sólo unas nubes.
- Muy bien, házlo, pero no es eso lo que estoy planteando.
Lo que planteo es su voluntad narrativa. Y esto proviene de un reciente encuentro una vez más con Silvia Prieto, de Martín Rejtman, en donde además de los planos de carteles de bares y restoranes (y de la calle Lavalle cuando tenía cines) hay una serie de momentos de la ciudad que dan lugar a esa narración arrolladora que Rejtman no está dispuesto a representar sino a través de un off y de unos planos de la ciudad (trenes, árboles, el atardecer). Están allí no como fondo del relato en off (para eso utiliza directamente el corte a negro) sino como construcción de una ciudad y de una época. La materialidad que se desprende del tren amarillo y rojo que ya no existe más da cuenta tanto como la lata de seven up diet que se toma Brite y su futuro marido, o como el contestador automático que le regala el dealer a Silvia Prieto o como las propias calles de Palermo que lucen ya irreconocibles.
No son meras descripciones de un tren que pasa sino que hay allí una narración oculta que, inserta en el mundo de la película, se vuelven completas. Pero también la película se completa con esos planos. Una simbiosis hecha con fragmentos de una misma cosa, de una misma mirada.
Esa materialidad nos devuelve una conciencia de época contundente, Silvia Prieto es una película que enarbola un mundo cerrado en donde objetos y personajes por igual se conectan bajo todas las combinaciones posibles sin salir nunca de los límites de su propio idioma. Sin embargo la relación con su propia contemporaneidad la vuelve un documento de época mucho más preciso que el de un mero testimonio como por ejemplo El viaje, de Pino Solanas que, habiendo sido filmada durante los noventa y haciendo referencia explícita al menemismo, resulta una película de los setenta. La película es testigo del momento en que fue filmada sin ser testimonial y, sobretodo, sin abandonar su apuesta formal de consolidación de un mundo propio.
Los coches, las veredas, los carteles, los interiores hablan por sí solos mientras en paralelo Silvia Prieto y la saga de ex maridos, futuros amantes y compañeras de trabajo se comunican por medio de diálogos que sólo podrían ocurrir en el cine.
El final de la película, hecho de un material casero en donde un grupo de mujeres de igual nombre y apellido que la protagonista, se juntan a tomar el té, se funde con el extrañamiento que propone el resto de la película. Pueden pasar dos cosas, o el espectador ya está imbuido de ese tono monocorde minado por réplicas y contrarréplicas que se suceden una tras otras como si fueran parte de una comedia de Howard Hawks con guión de Ben Hetch, y entonces el mundo adquiere ya ese tono; o bien ese tono, que es el hablar, o el decir de todas las películas de Rejtman (y que es un decir más de todos los decires del cine, siempre artificiales) no es tanto más extraño que el de esas mujeres que, con la simpleza de una vecina, cuentan algunos titulares de sus propias vidas. El hallazgo de este final es doble. Por un lado, el de enlazar dos mundos, el real y el ficticio para fundirlos en uno solo y por el otro el de interrumpir una narración que avanza como una catarata de puntos seguidos y que podría seguir in eternum bajo su régimen de oraciones cortas y planos breves. Ese final, como un deus ex machina, sorprende por su voluntad de no concluir nada. Se trata de una película que ensaya una circularidad permanente y que a último momento decide abrir el círculo para dejarnos en un abismo capaz de refutar cualquier sospecha en relación a lo determinante de sus acciones. Como si todas las afirmaciones, una tras otra, que avanzan a lo largo de la película, concluyeran en una pregunta sin respuesta, ¿quién soy?
Curiosa necesidad la de reivindicar ahora "la relación con la propia contemporaneidad", y que tenga que ser a través de un ejemplo del siglo pasado...
ResponderBorrarMe pregunto cuantas películas posteriores a Silvia Prieto, es decir, cuantos films de los ultimos veinte años han sido "testigos del momento en que fueron filmados".
¡Vaya, pregunta, mi estimado colega Fantômas! TODOS los films han sido testigos de su momento. Incluso, me dicen, alguno en el que una selección de intelectuales lee textos del Siglo XIX rodeados de tumbas ilustres.
BorrarPrecisamente, Fantomas. Fui al siglo pasado para verificar que el paso del tiempo convierte a los materiales en documento de época. En todo caso, me interesa cómo Rejtman vio su época sin tropezar con la portada de los diarios.
BorrarArsenio: eso es tan obvio como que Moreno no se refiere a esa obvia generalidad, sino a la cuestión precisa que esta nota presume como ejemplo sin asumir que es la excepción y no la regla… O podría nombrar otra película más cercana (alguna de las plumas que engalanan este blog, sin ir más lejos) que esa seguramente tan despreciada como El viaje de Solanas?
BorrarRodrigo: Ya que le interesa cómo Rejtman "vio su época sin tropezar con la portada de los diarios", lo que es ciertamente loable, me gustaría entonces saber si hay respuesta a mi simple pregunta. Repito: cuantas películas posteriores a Silvia Prieto, es decir, cuantos films de los últimos veinte años, han sido "testigos del momento en que fueron filmados".
O sea: cuales films “vieron su época” en los 20 años que pasaron desde entonces? Sospecho que hasta ustedes asumen que se cuentan con los dedos, vistas sus respuestas... Lo curioso no es tanto eso, como que la nota presuma de lo que ese cine carece.
BorrarFantomas,
BorrarAntes de que Rodrigo intervenga, me animo a esbozar una respuesta y que lamentablemente es bastante similar a la de Arsenio. Pero voy a ser más específico dando, incluso, títulos: "Relatos salvajes", "Nueve reinas", "Historias extraordinarias", "Pizza, birra y faso", "Por el dinero", "Te quiero tanto que no sé", "Sábado", "Luca vive", "Los Rubios". Ahora, si te referís a algo más preciso, por favor,decime.
Debo admitir que a partir de esto, me surge una pregunta para vos: ¿te parece que el hecho de que estas películas (u otras) "sean testigos del momento en que fueron filmados" implica un "valor"? Porque yo sí encuentro un valor en que, como dice Rodrigo, "Silvia Prieto" vio una época sin dejarse seducir por la portada de los diarios, pero eso es un poco más específico que ser "testigos de una época"
Saludos,
El hecho de que estas películas (u otras) "sean testigos del momento en que fueron filmados" implica un "valor" según la nota que aquí se comenta y todos juegan a contradecir… Pero si usted le encuentra también un valor no sé a qué vienen las comillas ni los peros.
BorrarDe todos modos noto una confusión en su lista, vista su aclaración sobre que “vio una época sin dejarse seducir por la portada de los diarios” es un poco más específico que ser "testigos de una época" (ambas citas de Moreno que van en el mismo sentido en esta nota, pese a que luego jueguen aquí a las generalidades).
"Relatos salvajes", "Nueve reinas", "Pizza, birra y faso", sí, digamos, incluso sin emitir juicio de valor sobre ellas. Lo demás es, justamente, poco preciso en el sentido que aquí se le da a “ver una época”, que no significa simplemente filmar calles o carteles más o menos reconocibles, cosa que de todos m,odos también escasea… En el cine argentino toda referencia parece negada, evitada, como si temieran que eso fuera “dejarse seducir por las portadas de los diarios”. He ahí el error, que no cometió ni el cine clásico de Hollywood ni ese cine moderno que por aquí se declama tanto hasta que hay que poner algún ejemplo más o menos cercano y hay que irse hasta Silvia Prieto...
Si leí bien la nota y los comentarios de Rodrigo, lo que nota "valora" es la sensibilidad que puede tener una película (en este caso "Silvia Prieto") de detectar un signo del presente más allá de "la portada de los diarios" (si queremos también deberíamos preguntarnos qué diarios, claro). Yo también encuentro un valor ahí. ¿Tu pregunta es qué película post- "Silvia Prieto" tuvo esa misma sensibilidad? Bueno, esa tal vez sea una pregunta más precisa. Ahí tengo que pensar un poquito. ¿Vos encontrás una?
BorrarPorque bueno, eso que te digo es distinto a sencillamente "ser testigo de una época", que me resulta una generalidad. Una generalidad que, claro, solo puede ser respondida con otra generalidad: todas. Por ejemplo, las que forman parte de esa "confusa" lista (aunque al menos te hayan gustado tres de nueve).
Saludos,
La nota es clarísima. Yo solo tomé esa frase y la obvia pregunta que dispara, aunque en este caso haya sido un tiro en el pie, que todos quieren disimular con gracias y generalidades. Hasta el autor de la nota tira ahora la pelota afuera...
Borrar"ser testigo de una época" no es una generalidad sino todo lo contrario, porque una época es algo particular. Eso que aparece (no solo) en la temida tapa de los diarios...
Su lista "confusa" porque es literalmente cualquiera. Todas, efectivamente. Podría entrar "Me casé con un boludo", o lo que sea... Solo se entiende como única respuesta posible cuando no se tiene respuesta, porque está implicaría rascar el fondo de la olla. Que era mi cuestionamiento inicial.
Yo también puedo nombrar un puñado, pero son solo eso: un puñado. Y en estos veinte años se hicieron miles de películas en Argentina, como nunca antes...
Sin embargo, hasta en su breve lista hay algunas (como dos de las que rescaté) que son tan del siglo pasado como Silvia Prieto. Se ve que de esa película solo aprendieron a evitar la tapa de los diarios.
(Alberto Fischernan no solo no la evitó, sino que en La pieza de Franz, cumbre del modernismo cinematográfico argentino, se lee un diario completo... Pero ni por aquí se recuerda a Alberto Fischernan. Así estamos)
Cabría preguntarse si Fantômas es realmente Fantômas o se es el inspector Juve disfrazado; se sabe que no es la primera vez que utiliza ese truco ( https://www.youtube.com/watch?v=7tyaZ3_wnww ) En todo caso, sus preocupaciones parecen más las de un severo policía de la Sûreté que de un Príncipe del Crimen.
BorrarEfectivamente, yo creo que lo que el Inspector Juve extraña (disfrazado en metáforas periodísticas y judiciales) es un truco más viejo que el cine, pero al que el cine se ha aferrado con fruición: juego de los Buenos y los Malos. Efectivamente, Hollywood (pero no sólo Hollywood- como hiperbólicamente concede Juve) comprendió muy temprano que la identificación del espectador con un personaje y la certera definición de una némesis a la cual temer o detestar constituían un mecanismo infalible no sólo para dotar a las imágenes de un vigor suplementario que sentaría las bases de la más popular de las artes, sino que tenía la ventaja adicional de proponer de un modo eficaz a las masas espectadoras una visión del mundo y una dialéctica moral (en otras palabras, lo que ahora a todos los pelotudos se les ha dado por llamar "ideología")
Como el sagaz inspector Juve no ignora, una serie de hechos históricos (esencialmente, el fulminante y súbito derrumbe del Bloque Soviético, que había peleado por el mundo con ciertas chances durante setenta años) generó un desconcierto en el orden del pensamiento que hizo que esas visiones binarias fueran vistas como obsoletas, como meras repeticiones artificiales de una batalla perdida o como meras muecas deprimentes de una "resistencia" que ya ni épica tenía. A eso los lectores de Pagina 12 solíamos llamarlo Post- Modernismo; no tardó más de uno o dos años en volverse un insulto.
Si no entiendo mal, el falso Fantômas no deplora la totalidad de ese fenómeno sociohistórico. Concede incluso que ciertos films ("Silvia Prieto" es uno de ellos, pero no creo que a FF le resulten ajenos otros campeones de la tristeza noventera como el primer Van Sant, Hal Hartley o el propio Jarmusch) han hecho un punto de construir un relato de ese desconcierto y establecer personajes carentes de esos puntos cardinales que tan eficaces resultaban antaño. He ahí su condición de "testigos", creo yo: hacían bien en no tropezar con la tapa de los diarios, dado que "los tiempos" no estaban allí. Estaban, precisamente, en esos paisajes desangelados y en esos trenes privatizados (pero aún pintados de amarillo, que ni en pintura habían invertido sus nuevos consorcios) que adivina Moreno.
Si eso es lo que en el fondo piensa Nicolás Prividera, hay que decir que tiene un punto: muchos, demasiados, han (¿Hemos?) prescindido del juego de los Buenos y los Malos después de esos maestros iniciales, pero las obras posteriores no han funcionado siempre con la misma lucidez que ellos. La deriva - nos dice NP- ha devenido un desgano nonchalant peligrosamente adherido al cliché. No basta, nos dice, rechazar el juego de Buenos y Malos: hay que oponerle otro o, eventualmente, volver a él.
El problema aparece en el momento en el que el certero Fantômas deviene el melindroso Juve: ahí la prevención ciega al polemista, y con tal de señalar su caballo de Troya (finalmente entró Troya, Privi) arremete por igual sin ver o distinguir nada que no sea el tic que lo obsesiona, como ese ciego que le daba a cualquier cosa y hacía volar todo por el aire que interpretaba, también en los 90, el payaso Mascarpone.
Estimado Fantomas (me pregunto si es el elegante criminal o el vulgar luchador),
BorrarPerdón si reduzco la hipótesis pero a veces me enredo entre comillas y subordinadas (y eso que en este blog no se empasta todo el texto): ¿su cuestionamiento es que no hay en la actualidad películas argentinas que sean testigos particulares de una época y que eso, además, le parece MAL, no?
Creo que el problema es que sencillamente si digo que sí y le doy como nueve ejemplos (y puedo agregar más, como "Mauro"), sencillamente no le gustan/convencen y ahí termina todo, porque no me dice por qué no, o no me da más ejemplos.
De esta manera es muy sencillo mantener un hipótesis que termina pareciendo más un tic obsesivo.
Ah, y en el número 6 de "Revista de cine", Malena Solarz escribió sobre Alberto Fischerman.
Arsenio (o Mariano, como quiera): el que introduce toda esa cháchara sobre buenos y malos es usted, en su rol de policía bueno contra "los demonios" (como el "cine nacional" y otras generalidades).
BorrarYo no "concedo" nada, solo extraigo la pregunta que la nota misma deja explícita, y que sigue sin respuesta. Salvo la de jugar a policías y ladrones.
Zukerfeld,
BorrarVeo que los juicios ad hominem ya le llegan hasta Fantomas. Pobre aquel que ose hacer una simple pregunta que se desprende del propio texto... Se ve que el diálogo debe ser entre pares, como siempre en Revista de cine. No sé para qué habilitan los comentarios, salvo para la felicitación mutua.
Sigue usted haciendose el que no entiende la pregunta aunque ya vamos por el décimo comentario y no hago más que repetir lo que se desprende del texto...
Despues aduce que nueve ejemplos (diez con "Mauro") contradicen lo que digo, cuando yo mismo hablo de un puñado: 10 películas (2 del siglo pasado, pero bueno) en veinte años en los que se han hecho 100 por año le parecen una cantidad significativa?
Y no, no es que no me gusten. Relatos salvajes no me gusta pero bien puede entrar en esa lista, del mismo modo hay alguna que me gusta y no entra. Son ustedes los que plantean dicotomías cerradas y juicios absolutos.
Por lo demás, su lista es como la enciclopedia china de Borges: no sé si ni por dónde empezar a discutirla, porque no veo la menor relación entre Nueve reinas y Te quiero tanto que no se, por solo nombrar un par.
Pero no voy a atributos a un toc obsesivo ni a ningún otro trastorno sicológico. Les dejo a ustedes ese tipo de salidas.
Seguramente en Revista de cine se nombra a Fischerman, como a Santiago. Lo que suele dejarse de lado es la parte de su obra que no encaja demasiado con esa encarnación del bien que ustedes representan, como La pieza de Franz o Las veredas de Saturno. Ya sabemos que es más fácil pegarle a Oliveira y Achala.
Lo de siempre, Fantômas: como sapo a la guadaña. Lo escurridizo (misteriosamente) no quita lo testarudo, en su particularísimo caso. Sin embargo, creo haber dado en el clavo en mi comentario anterior. Usted quiere películas "con opinión": hablemos claro. Sino parece uno de esos malevos que uno ve en la calle, que incitan al otro a pelear y lo insultan, mientras sutilmente, sin dejar nunca de gritar, se van alejando y alejando hasta desaparecer.
BorrarArsenio:
BorrarEscurridizo es lo suyo, nada misteriosamente. Cuando quiere habla contra los demonios, y cuando quiere dice que no hay que demonizar... Yo no hago ni una cosa ni otra, porque ante todo pretendo ser coherente. Pero usted insiste con sus hombres de paja y sus guapos.
No sé que es una película "con opinión". Lo que sé es que no hay película sin punto de vista. Ni siquiera una como Silvia Prieto...
Pero bueno, entiendo que no puedan hacer una lista extensa o consistente, o discutir con alguna nobleza, si ni siquiera asumen lo que esta nota dice.
Lo que pasa, Fantômas, es que no se entiende lo que usted pide. Pide películas "que sean testigos su tiempo". Alguien le enumera algunas. De esas, las hay que le parecen bien y otras no. Dice que son pocas: "un puñado". Ahí ya uno empieza a preguntarse el por qué ese diálogo: parece un cliente quejándose. ¿O acaso los que participamos de esta discusión somos responsables de todas las películas del cine argentino? ¿O acaso nosotros promovemos un cine que no sea "testigo"? Es claro que usted viene acusándonos de eso desde hace añares, pero la receta de ese testimonio capaz de complacerlo lo tiene guardado bajo siete llaves y nadie entiende bien en qué consiste.
BorrarDespués se mete a hablar de "punto de vista", y sabe bien que es un tema que a muchos de nosotros nos interesa sobremanera (algunos, incluso, llegaron a bautizar con ese nombre una Revista). Pero aquí pasa algo extraño: usted parece usar la expresión punto de vista no en su acepción narrativa (la forma en que se organiza el tráfico de la información entre el espectador, el narrador y el personaje) sino en el sentido de "opinión" -es decir, como se usa por fuera del cine. Como la usa, por ejemplo, Pappo en https://www.youtube.com/watch?v=eIlFqZiyA9Q (1:15). Está en todo su derecho de hacerlo, pero le señalo que a eso me refería con "film con opinión", expresión de la que se deshizo demasiado fácilmente.
En cuanto a las acusaciones de falta de nobleza, de incoherencia, etc. creo que debería ser menos impaciente: cualquiera puede ver que aquí se discute en buenos términos, sin acusar al interlocutor de fechorías (lo cual no es frecuente en este tipo de ámbitos y menos en el áspero sitio de ese santo de Roger Koza, entre cuyos matones habituales usted parece sentirse tan a gusto)
Fantomas,
BorrarLamento decirle que eso que Arsenio llama película con "opinión" es lo mismo que usted llama película con "punto de vista". Su única estrategia, al menos desde hace seis años, es exigirle que las películas "digan" cosas. Por eso prefiere "El lado oscuro del corazón" a "Silvia Prieto", porque bueno, por lo menos "dice algo" (y vaya si dice). Quizás sus textos e ideas hayan caído en la misma trampa que la que le reprocha al viejo-nuevo cine argentino: la de seguir pensando el presente con estrategias del pasado. Pero acá estamos, no se preocupe. Siempre tendrá un blog donde seguir diciendo lo mismo cual crítico daltónico (no se preocupe, es mejor que ser bizco).
- No has cambiado nada ¿Cuando vas a dejar de ser un niño?
- ¿Para qué?
- Bueno, pero cuéntame, ¿estás con alguna chica o sigues buscando a la ideal?
- Es muy difícil.
- ¿Qué es difícil?
- El amor. ¿Cómo amar sin poseer? ¿Cómo dejar que te quieran sin que te falte el aire? Amar es un pretexto para adueñarse de la vida del otro, para volverlo tu esclavo. Para transformar su vida en tu vida. ¿Cómo amar sin pedir nada a cambio? sin necesitar nada a cambio.
- Si no hubiera pasado el tiempo, diría que esto es un reproche, pero en realidad creo que estás asustado. Y si estás asustado es porque algo fuerte te pasa. Casi siempre, el error que cometemos es pensar solo en lo que nos pasa a nosotros. Nos parece tan importante eso que sentimos que nada que le pase al otro puede ser tan importante como eso que sentimos. Y esa contradicción, suele ser trágica.
- Sino hubiera pasado el tiempo, diría que esto es una autocrítica.
No, Zukerfeld, no es lo mismo "opinión" que "punto de vista", porque usted puede prescindir de dar su opinión, pero no de su punto de vista. Me resulta increíble estar haciendo esta aclaración a personas que dan clases de cine, y no me refiero a las de estas notas y comentarios.
ResponderBorrarPero bueno, eso no es lo peor, visto que después asegura que tengo una "estrategia" ("al menos desde hace seis años"??), que sería "exigirle a las películas que 'digan' cosas". Y después me entero que prefiero "El lado oscuro del corazón" a "Silvia Prieto"...
Otra vez no sé por dónde empezar, porque el hombre de paja ya está que arde... Encima es daltónico, pobre. Siga acumulando descalificaciones sin argumentos.
Porque no sé que es en este contexto "seguir pensando el presente con estrategias del pasado" (como si hubiera evolución en el arte, por otro lado). Pero deduzco que usted cree que se pueden hacer film que no 'digan cosas'. Flaubertianos films sobre nada, como La libertad, otro ejemplo de la "poética de la abstención" (la denominación es de Bernini), como si hacer un film fuera (no) emitir un voto.
Ya que se le da ahora por copiar diálogos, traiga alguno de "Mala época". Al fin y al cabo, esa película no entró en su lista. Y eso que no es tan mala como El viaje.
Por lo demás, los remito a mi primer comentario, que se limitaba a copiar un par de frases de Moreno y a hacer una pregunta para la que parece no hay otra respuesta que guapezas y bobadas.
Arsenio:
ResponderBorrarNo veo mucha nobleza en tratarlo a uno de guapo, daltónico, etc. Pero vamos a los argumentos, que también se bastardean retoricanente:
Es evidente que no son ustedes responsables de todas las películas del cine argentino: por eso sugerí una lista que no se limitara a ustedes, lo que tampoco los excluye ni los excusa, visto que esta revista vino a (auto)erigirse desde el primer número como la posta que la crítica habia dejado vacante.
Del mismo modo: yo no acusé de nada. Solo hice una socrática pregunta, y en vez de una respuesta recibo un ataque.
No hay ninguna "receta": de hecho Nueve reinas no está hecha del mismo modo que Relatos salvajes (y pongo esas dos como ejemplo porque responden a un mismo esquema de producción). Pero ambas serán mencionadas cuando alguien quiera recordar sus épocas, como aquí hizo Moreno con Silvia Prieto...
Si les interesa el "punto de vista" no vayan a buscar la autoridad de otra revista con ese nombre (si es posible pedir eso a quienes bautizan a su revista remedando los Cahiers...).
Y no: "punto de vista" no es "opinión" (usted trajo esa palabra a cuento). Tampoco se limita a la "ideología" (al menos en el sentido primario que usted también le da). Digamos "visión del mundo", si quiere. Pero se pierde la relación con "puesta en escena" que entraña hablar de "punto de vista" (y que es el modo en que los films tambien "dicen cosas", para decirlo en los términos de Z, mas allá del mero contenido...).
En fin: estoy un poco cansado de andar aclarando todas estas obviedades, cuándo sigue sin contestar la sencilla pregunta de mi primer comentario. Así que me voy despidiendo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
BorrarAh, y no hay "matones habituales" en el sitio de Koza, ni yo me siento "tan a gusto" con ellos, como podrá ver allá, aquí y en todas partes. Los guapos no me gustan ni en la literatura, menos los que vienen con el facón abajo del poncho.
BorrarFantomas,
ResponderBorrarLe agradezco la aclaración. Ahora viene la mía: lo que quería comentarle es que según su exposición, usted lleva al mismo lugar el "punto de vista" a la "opinión". Es usted el que pone "El lado oscuro del corazón" dentro del canon por sobre "Silvia Prieto". Hace seis años publicó "El país del cine" cuya hipótesis y estrategia crítica continúa, más que desplegando, repitiendo en cuanto foro o blog aparezca.
Después, si empezamos con "todas las películas dicen algo" podemos llegar a "todas las películas tiene un punto de vista" / "una vez que pongo la cámara en un lugar ya estoy opinando", hasta incluso "Una vez que encuadro ya no es la realidad, porque la estoy recortando", algo que ya es antiguo hasta para un alumno de primer año de cualquier institución cinematográfica en la que usted deposite algún futuro.
Intentamos responder todas sus inquietudes. Realmente crea que lo intentamos. Probablemente no le convenzan nuestros argumentos. Probablemente diga que no los tenemos, y nos siga pidiendo una lista que ya le dimos. Lo lamentamos.
Es que siempre pasa lo mismo con estos debates, más o menos divertidos, más o menos agresivos. Me da la sensación de que usted es como un niño: propone jugar un juego, aceptamos, pero a los dos segundos se aburre, cambia las reglas, los juguetes y al final, cuando está cansado hace berrinche y se va.
Un gusto, de todas maneras, como siempre,
Zukerfeld:
BorrarCada vez más bajo lo suyo, Zukerfeld. Pero empecemos por los argumentos, que debería ser lo único importante, aunque las descalificaciones ya cansan. Digamos que lo hago ya por los lectores y no por ustedes (uso el plural visto que asume ahora un "nosotros" curioso, pero vayamos por partes):
Yo nunca puedo poner en el mismo lugar el "punto de vista" y la "opinión" porque nunca hablé de "opinión", y ya le dije porque es un concepto errado e ingenuo aplicado a nuestra materia.
Tampoco se de dónde saca que yo pongo "El lado oscuro del corazón" (y dentro del canon!) por sobre "Silvia Prieto". Pero es evidente que ya dice usted cualquier cosa.
Ese libro que usted menciona se publicó hace 6 años pero yo vengo escribiendo desde hace 15 por lo menos. El libro recopila lo dedicado al cine argentino, escrito sin ,"estrategia" a lo largo del tiempo (no son comentarios de foros y blogs), y cuya "hipotesis" difícilmente se pueda reducir a su "opinión".
El que dice la bobería de
"todas las películas dicen algo" es usted, lo que me obligó a recordarle la obviedad de que "todas las películas tienen un punto de vista", aunque no parece tan obvio vista esta discusión ya absurda...
Poner la cámara no es "opinar", del mismo modo que el "punto de vista" no se reduce a la literalidad del encuadre... Pero bueno, como quiera. Simplemente no ponga en mi boca cosas que no he dicho.
Y así llegamos al "intentamos responder todas sus inquietudes", del que me resulta más curioso el plural que la respuesta de operador telefónico.
Sus argumentos no convencen desde el momento en que nunca respondieron mi primer y sencillo comentario, que planteaba la curiosa necesidad de reivindicar ahora "la relación con la propia contemporaneidad". La cita es de Moreno, pero podrían ser mis palabras. Será por eso que Moreno se fue y quedaron "ustedes" diciéndome que esta nota no dice lo que dice, y que eso que dice es equivocado (?)
No contento(s?) con esto, al final de "estos debates, más o menos divertidos, más o menos agresivos" (a mí no me divierten, ni siquiera cuando no son agresivos, y menos cuando son "más o menos", porque llamar debate a esto es generoso), finalmente tratan al otro "como un niño"... Pero los únicos que juegan acá son ustedes. También los que se aburren cuando ya no tienen qué decir. Yo sigo acá, contestando hasta esta metáfora idiota. Pero si no tienen otra cosa para decir, me retiro. La relación con la propia contemporaneidad es así, que se le va a hacer.
Te noto excesivamente malhumorado, Fantômas. Desagradable, podría decirse, pero conozco sus modales y todo me hace presumir que todo se debe a un equívoco. Yo, por mi parte, escribí algo que no fue lo suficientemente analizado por su destinatario. Yo pienso que, después del derrumbe de los 90, apareció un cine deliberadamente desorientado, que hacía de esa desorientación una bandera. Eso estuvo bien. Ahora, lo que llegó después, más que un cine desorientado, fue un cine blando. ¿Que opina de esa idea, Maestro del Espanto, Fantômas?
BorrarEstá bien Fantomas,
BorrarUsted dice que caigo bajo, que hablo boberías y que practico la metáfora idiota. Ok. Lo soy sincero: yo creo que sus intervenciones (no me refiero solo a estas) con el tiempo se han agotado igual que el cine que usted percibe agotado. El daltonismo lo veo en la insistencia en ver (y medir) las películas siempre de la misma manera. Algo que probablemente usted nos recrimina a nosotros (y acá el "nosotros" es por la "Revista de cine", o al menos este blog porque tengo la sensación de que no leyó otro número más que el N°1 y en consecuencia no puede ver un programa más que el presentado ahí). El plural que yo usé en mi último mensaje era simplemente porque en esa oportunidad coincidía con lo que planteaba Lupin, pero ya no importa. Creo que en este tipo de intercambios cuando llegamos a este punto (donde básicamente se pierde la rítmica amigable y la distancia del humor) todo se empantana (en algo parecido a una ciénaga).
Yo sí digo "mala mía" porque pensé que ese juego que propuso era el mismo que yo estaba jugando, pero evidentemente me equivoqué (con perdón de la metáfora idiota). Pero no dejo de pensar en lo frustrante que debe ser también para usted no encontrar nunca respuesta que lo satisfaga en sus intervenciones.
Si quiere continuemos con lo blando que se tornó ese cine, recogiendo el guante blanco que arroja don Arsenio.
Un caluroso saludo,
Es una pena llegar tan tarde a esta discusión. Anoche había escrito una larga respuesta a Fantomas que el celular traicionó cuando la envié. Hoy me dediqué a otras cosas y ahora entro y veo y leo 21 comentarios. Pero es una pena llegar tarde porque se ha desvirtuado bastante todo, al punto que en los comentarios de mi propio artículo, Fantomas se hace el gallito gratuitamente contra Mala Época, película de la que estoy muy orgulloso de haber participado, dicho sea de paso. Ese tipo de agravios desaniman a uno a discutir lo que venga. Además insiste con que tiré la pelota afuera y hasta menciona con desdén un corto del que también participé. En fin, voy a tratar de ir al punto que tanto reclama.
ResponderBorrarPara empezar, Fantomas, la nota no presume de lo que 'ese cine carece' porque no habla de un tipo de cine sino específicamente de una película. Por lo tanto esa afirmación es una falacia. Y habla de esa película justamente por su singularidad, la de dar cuenta de su época por medio de un conjunto de decisiones que provienen no sólo de una visión del mundo (te cito textualmente), sino de una visión del arte. Silvia Prieto se expresa a partir de una extraña conjugación de tradiciones del cine y al mismo tiempo trabaja de un modo muy consciente con ciertos materiales (objetos, arquitectura, formas de decir y de nombrar). Y esos materiales parecieran ser filmados del mismo modo en que Warhol pinta latas de sopa. Ese es su contacto con el presente, un modo de llevar los materiales que constituyen una época a un mundo propio y a un lenguaje personal. Probablemente exista un juicio de valor sobre su tiempo, que es algo que evidentemente te inquieta, el asunto es que hay muchas maneras de manifestarlo. El modo en que lo hizo Rejtman en Silvia Prieto resulta, a mi entender, muy particular por lo tanto, volviendo a tu pregunta, no creo que haya otras películas posteriores a ella que hayan dado cuenta de su tiempo así, de esa manera. Tal vez el punto de todo esto sea qué quiere decir dar cuenta del tiempo o ver su época. Cuando en algún momento de este intercambio de comentarios, Mariano te apura un poco con una definición, vos hablás de una visión de mundo para esquivar el bulto de la opinión. Sin embargo, en unos comentarios más arriba reclamás un juicio de valor sobre la época. No te voy a criticar la contradicción porque todos las tenemos pero a mí sí me gustaría saber qué categorías pensás para determinar si un film ve su época o no.
Arsenio: cualquiera estaría malhumorado si en vez de argumentos hay ofensas, sean personales o al entendimiento.
ResponderBorrarDe cualquier modo la serenata es larga y este no es el mejor lugar, aunque haya más espacio que en tuiter...
La desorientación que usted menciona no es producto del derrumbe de los 90 sino parte de él, y tiene mucho que ver con no haber sabido asumir esa historia previa, que no es sólo la de los 80 y 70, aunque ahí fue donde todo se vino abajo.
Por eso no es un problema de blandura o dureza, sino de entender esa historia previa tanto como ese presente que algunos cineastas tradujeron acaso sin comprenderlo del todo, como suele suceder. Pero los ganó el "temor a la tapa de los diarios", y creer que evitar toda referencialidad (espacial, histórica, política, la que sea...) les garantizaba no quedar atados a ese presente continuo que encarnaron, para terminar ahora admitiendo (y valorando) esas marcas hasta (o solo) en Silvia Prieto... Por resumir apresuradamente en un párrafo una historia larga y esta breve discusión.
Rodrigo:
ResponderBorrarLastima la llegada tarde, mientras todo se desvirtuada... Algo tiene que ver eso con lo que vengo escribiendo, después de todo.
Porque vamos, tu nota no habla solo de Silvia Prieto. Es evidente que esa película, y el cine de Rejtman todo, ha sido tomado como modelo por críticos y cineastas (por ejemplo en Un mundo misterioso...).
Si esa película solo expresara una "singularidad" no tendría epigonos, ni sería ese "clásico" que viene siendo hace rato para varias generaciones.
Lo que decís en relación a lo que hace esa película con sus materiales y demás está ya en un librito de Bernini del 2008 que resume y asume esa lectura canónica.
Pero no es la única manera de hacer "contacto con el presente y llevar los materiales que constituyen una época a un mundo propio y a un lenguaje personal". Eso es lo que hacen t
muchas obras que el futuro juzga como clásicas, y no una extraña singularidad.
Y no necesariamente se trata de "un juicio de valor sobre su tiempo", porque efectivamente hay muchas maneras de manifestarlo.
Por eso mi pregunta no iba dirigida a pensar en películas que dieran cuenta de su tiempo "de la misma manera", porque eso sería tan empobrecedor como una mera copia.
Entonces, el punto de todo esto no es "qué quiere decir dar cuenta del tiempo o ver su época" sino que hay muchas maneras de hacerlo, buenas o malas...
Así que mal puedo "reclamar un juicio de valor"... Lo que digo es que la neutralidad no existe. Lo que existe es tratar de esquivar o borrar los "juicios" (los puntos de vista), como si eso fuera posible.
Pero no se trata de "categorías" kantianas o algo así. No hay categorías: hay películas que dan o no cuenta de su época, y vos mismo describís aquí el caso de Silvia Prieto. Que tampoco es único, porque eso sí sería una categoría...
Lamento desilusionarte, Fantomas. Mi artículo sólo habla sobre Silvia Prieto. Desconozco el texto de Bernini que mencionás pero no está en mi horizonte canonizar nada porque descreo de los cánones en general. Ahora el asunto parece ser la neutralidad (después no te quejes diciendo que te corren el arco). Vos afirmás que ninguna película puede ser neutral a su tiempo, y creo que acuerdo con eso. El revés de esa afirmación sería que toda obra es testigo de su tiempo sólo que algunas lo hacen evidente y otras no, porque según vos, “hay buenas o malas formas de hacerlo”. Tal vez la diferencia entonces sea sí la de un juicio de valor no ya sobre la época sino sobre las obras. Para vos una buena obra sería aquella que da cuenta de su tiempo haciéndose cargo de la época en que fue filmada. Para mí, no necesariamente puesto que las películas suelen gustarme más por sus apuestas formales que por sus contenidos testimoniales.
BorrarLa hora de los hornos, por ejemplo, me resulta una película muy poco interesante sin embargo La batalla de Chile, contemporánea a la de Solanas, me parece una película formidable. No es una cuestión de temor a la portada de los diarios sino a la relación que establecen las películas no sólo con el presente sino con el cine.
De Silvia Prieto, tal como sostengo en el artículo, me asombra la relación que mantiene con su época aún en su irrenunciable apuesta formal.
Rodrigo:
BorrarLo que me desilusiona es que pretendas que esta nota, parte de este blog y este grupo, solo habla de objetos "particulares", como si de ellos no se desprendiera un "juicio" sobre el cine en general, algo propio de toda revista de cine que emula los Cahiers (lo que al menos no se puede negar desde el nombre mismo que le eligieron).
Un solo ejemplo de esta nota, una sola frase, basta: "Esa materialidad nos devuelve una conciencia de época contundente". Es evidente y contundente la afirmación, y de hecho la suscribo, aunque no la adosaría a esta película.
Y con ella contribuis a su canonización, claro. Lo que no me parece mal porque no descreo de los cánones (que los hay los hay...): lo que me parece mal es no discutirlos, como cuando se los niega diciéndose que no se cree en ellos, como si fuera una cuestión de fe y no de textos como este...
Esa es la falsa neutralidad, y siempre fue el asunto (yo no corro el arco).
Toda obra es testimonio de su tiempo, pero algunas son testigos conscientes y críticos (esa autoconciencia es -o debería ser- parte del cine "moderno", que por aquí se declama).
A vos las películas pueden gustarte "más por sus apuestas formales que por sus contenidos testimoniales", pero esos términos no son excluyentes: son ustedes los que establecen esa dicotomía absurda entre forma y contenido...
Hay películas mejores y peores, "hablen" más o menos de su tiempo. Ya lo dijimos en relación a la variopinta lista de Zukerfeld. Lo que yo vine a señalar, volviendo a mi primer comentario, es que curiosamente el cine argentino ha dejado en general de lado esa "conciencia de época contundente", aunque se hagan más de 100 películas por año.
Y aquí no cabe la distinción entre industrial e independiente: basta comparar con el cine norteamericano, donde desde lo más indie a lo más mainstream no temen mostrar reconocibles calles, ciudades, nombres, y su cultura (política) en general (incluso en sus variantes más mitificadas, del western a los superhéroes), porque no ven al cine como una abstracción del mundo...
Entonces, esa "relación que mantiene con su época aún en su irrenunciable apuesta formal" no debiera ser un rasgo excepcional... Si eso pasa es que esa cinematografía está en problemas. Empezando por el de ni siquiera advertirlos, aunque suelen revelarse (más que rebelarse) como en tu nota.
Releyendo el primer párrafo de tu última respuesta, me doy cuenta de que vos le asignás, ya no a esta nota, sino a todo Revista de Cine (¿cuántas veces más vas a decir lo de Cahiers?), a cada uno de sus miembros, a cada uno de sus artículos, sean en papel o no, una misma y única etiqueta. Para vos todo lo que proviene de aquí (películas, artículos, no importa) forma parte de un mismo y único programa al que, de paso, hay que descalificar y si es con agravios, mejor. Por eso es que indicás, señalás, corregís. advertís, adjudicás. Cuando filmo o cuando escribo, lo hago en nombre mío, Prividera, así que te recomiendo que no sigas dirigéndote, al menos a mí, en plural.
BorrarVolviendo a los puntos a los que hacés referencia en esta última respuesta, estoy de acuerdo en discutir los cánones. Que descrea de ellos no quiere decir que no los discuta. El punto es que para vos pensar sobre una película es pensar también sobre un cánon y yo no estoy de acuerdo con eso. Yo creo que se puede pensar cualquier cosa por fuera de las interpretaciones de los demás. Imagino que aquí hay un punto irreconciliable entre ambos: entender la autonomía de las películas en relación al tejido de interpretaciones (incluso al de su propio tiempo) es el modo en que yo me paro frente al cine. Antes que nada y antes que todo, está el cine. Y aquí entran a jugar otras fuerzas, principalmente las del disfrute y las del goce, ausentes por ejemplo en todas tus intervenciones. Con esto no renuncio a ninguna discusión, con vos o con el o la que sea, pero me parece importante hacer valer el lugar desde donde yo conecto con las películas o con los y las cineastas.
Vos te quejás a lo largo de todas tus intervenciones de que nadie responde a tu simple pregunta. Pero en tu último comentario se desprende que no se trataba de una pregunta inocente, que es lo que sospeché desde un principio, sino que cargaba con un juicio de valor negativo del que incluso la propia Silvia Prieto no escapa. Una pregunta que contiene una afirmación. Tal vez, más allá de los denuedos de Zukerfeld, sea por eso que no has encontrado respuesta, ¡ya la tenías vos! Decís que una cinematografía toda esta en problemas porque no es capaz, como el cine americano, de reconocer su propio tiempo. Creo que fuiste demasiado benévolo, el cine argentino está en problemas por muchísimas otras razones, sobretodo por la cantidad de películas muy poco inspiradas, por ejemplo (y no tengo inconvenientes en incluir las mías también). En fin, como escribí más arriba, defendemos cada uno, formas muy diferentes de conectar con el cine. Está buena la discusión (mientras no haya agravios) pero, en este caso, creo que ya está agotada.
Sólo una aclaración al comentario anterior por las dudas: no renuncio a discutir con vos en el futuro, lo que creo que está agotada es la discusión sobre este artículo en particular.
BorrarRodrigo:
BorrarLa conversación está agotada, si, veremos si solo aquí o de aquí en más, en tanto se me acusa de agravios que más bien he recibido, y se desvía el foco de la cuestión acusando a la pregunta primigenia de oscuras intenciones, cuando no hacía más que repetir (literalmente) unas frases de tu nota. Pero vamos por partes, porque yo no quiero dejo contestar lo que aquí me cuestionas:
Yo no "asigno" nada, solo explicito lo obvio: Revista de Cine es una traducción casi literal de Cahiers du cinema (y lo diré cada vez que nieguen la relación...). Del mismo modo, si bien los miembros de una revista pueden disentir (cosa que hay que ver si se produce), es tambien evidente que conforman una comunidad, más cuando además pertenecen a una misma institución (la Fuc) y tienen una misma figura tutelar.
Eso no significa que todo sea "parte de un mismo y único programa", como tampoco lo tenía el NCA, pero aquí, a diferencia de ese movimiento, si hay una explícita intención de manifestar una posición (basta leer la presentación del número 1).
Yo no agravio ni corrijo ni advierto, salvo en el sentido crítico de la palabra. Tampoco atribuyo intenciones o hago lecturas sicológicas, como con las que me respondieron.
Y si circunstancialmente y solo aquí elijo a veces ser Fantomas, es porque hay un Arsenio Lupin al que nadie llama por otro nombre.
El plural, por otra parte, lo usó Zukerfeld... Y visto que todas las respuestas se parecen, queda claro que no está tan errado. De todos modos yo no dejé de responderle a cada uno, como aquí vuelvo a hacer contigo.
Si estás de acuerdo en discutir los cánones, asumí que esta nota hace algo más que "pensar sobre una película" (no voy a volver a citar tu frase que ya cité en el comentario precedente, que prueba esto).
Esa era la discusión, no hasta donde se puede hablar o no "solo" de una película, que es otra. Pero si no aceptás ni tu cita textual, es muy difícil discutir nada...
"Se puede pensar cualquier cosa por fuera de las interpretaciones de los demás", e incluso se puede ignorarlas. El problema es que eso a veces nos deja hablando solos. O entre pares que comparten las mismas "interpretaciones". Yo prefiero discutir con los que no piensan como yo, para no dejarme ganar por el encierro. Pero como ves es difícil.
No hay ningún "punto irreconciliable" si entendemos la "autonomía" (de las películas, los individuos, los gobiernos...) como relativa, porque del propio tiempo no escapa nadie... Ahora, si prendes que esa autonomía es absoluta, más que puntos irreconciliables sobre el cine los tenemos sobre el mundo: yo soy tan idealista (en el sentido más filosófico de la palabra). Y esperaría que alguien que trabaja con "un mundo material" (para citar a George Harrison más que a Altamira) lo entienda.
Esa idea de que "antes que nada y antes que todo, está el cine" no se me ocurre ni en este obligado encierro de pandemia...
Y eso que lo disfruto, pero el goce (propio o ajeno) no tiene nada que ver con el discurso crítico. No hace falta escribir en revistas para gozar. Incluso no hace falta ver películas...
Del goce no hay nada que discutir, por otro lado: cada cual goza como y con lo que quiera.
En fin: podría aquí terminar, como vos, diciendo "lo que sospeché desde un principio" aunque sin sospechar más que la imposibilidad ("ustedes" sabrán por qué) de desarrollar los argumentos que se desprenden del propio texto, pero no veo cuál sería el disfrute de estar intercambiando comentarios que no pueden pasar de lo dicho en el primero.
Porque, volviendo a ese primer comentario, la "pregunta que contiene una afirmación" es mía, pero la afirmación es tuya...
Yo no puedo juzgar la "inspiración" de las películas ni de las notas (eso sería casi tan inútil como hablar del goce). Lo que puedo es discutir afirmaciones, como he hecho hasta aquí.
"yo no soy tan idealista" debió decir la frase, se entiende...
BorrarAprovecho para recordar que esta nota no solo ensalza Silvia Prieto sino que ataca para ello El viaje: eso no me parece injusto , pero eso es justamente proponer un canon...
No debería ofenderse Solanas, como no deberían ofenderse "Oliveira y Achala". Del mismo modo, tampoco el autor de ese título y está nota.
Tampoco yo me ofendi con el largo texto de Hevia en el número 1, solo quisiera entender qué quiso decir. Pero está claro que no es este lugar para preguntas.
Zukerfeld:
ResponderBorrarYa tengo un segundo tomo en marcha, tan largo como el primero, así que estoy tan poco agotado como ese cine que crítico, aunque usted pueda decir lo que yo digo de él: que parimos muertos.
Porque lo que se agota y empantana es la discusión, Zukerfeld, no mis argumentos y tampoco ese cine. Porque el problema es que ustedes, que ciertamente son entre los cineastas argentinos los que más piensan su práctica, parecen haberse quedado en ese pasado que atribuyen a los otros. Al modernismo hay que reinventarlo, como a cada Nuevo Cine que merezca ese nombre.
Son ustedes, si, los que están presos de sus categorías y sus cánones, como si aun estuviéramos en los 90, cuando no en los 60 (los franceses, porque la historia del cine argentin tuo brilla por su ausencia).
Lo digo con amargura, más que con frustración (porque la frustración es meramente personal).
Fíjese hasta donde llegamos, cuando leyendo el comentario de Moreno terminamos encontrando, si no un acuerdo, un territorio común: eso es el cine argentino. Y también el compartir ese presente, que acaso en veinte años nadie encuentre en una película de hoy como aquí se lo descubre en Silvia Prieto.