Como todos los días - Malena Solarz



A veces los afiches confunden sobre cómo es una película. Así llegué a ver “Stars in my crown” de Jacques Tourneur, como si fuera un western, aunque sea algo distinto a eso. La primera diferencia es, digamos, temática: si bien hay algún tipo de conflicto entre la razón y la fuerza, o entre la fuerza de las leyes escritas contra las leyes de las masas, la película recorre otro eje que va de la ciencia a la fe (los personajes que se disputan el rol de héroe son el pastor y el nuevo médico del pueblo). Pero tal vez la gran particularidad de “Stars in my crown” sea otra: su dimensión temporal, tanto en el tiempo del relato como en el de la propia narración. La película comienza narrada por la voz adulta de un personaje que en el momento de la historia es apenas un niño (Dean Stockwel con apenas 14 años), que describe las actividades del pueblo y nos presenta a sus habitantes. (Si en lugar de Walesburg sucediera en Gales –Wales–, si el acento del off fuera galés y no norteamericano, y si estuviéramos viendo obreros mineros y no campesinos, la película se llamaría “Qué verde era mi valle” y sería de John Ford. Pero no).

Pero este aire introductorio no se limita al tiempo que todo film dedica a la presentación de los personajes y su universo sino que se extiende a toda la primera mitad de la película, en la que la vida cotidiana de esos personajes se nos cuenta con ese tono amable con el que todo buen anfitrión nos recibe al entrar a su casa. Hay algo extraño ahí: ¿cómo hace Tourneur para pasar 45 minutos de película y que todavía sintamos que apenas estamos ingresando al día a día de ese pueblo? Más allá de la información que el off o los diálogos puedan brindarnos, ¿qué recursos cinematográficos existen para registrar algo por única vez (una acción, un gesto, una mirada) y aún así hacernos comprender que eso forma parte de la cotidianeidad de sus personajes? ¿Cómo hace el cine para evocar el “como todos los días” de la literatura? Es cierto que ese off del inicio condiciona cómo vemos todo lo demás, y también es cierto que, en sí, las acciones que se muestran son esperables en la rutina de cualquier pueblo pequeño de esa época y esa zona, pero aún así hay pequeñas escenas que, filmadas de otro modo, ya no tendrían esa “gracia de lo ordinario” (la escena de la pesca, la escena del camión cargado de paja, etc.) porque pasarían a anudarse en función de una trama. ¿Existe alguna altura de cámara, algún tipo de corte, movimiento o lente que indique cotidianeidad, o mejor, que sea capaz de quitar la cualidad de extraordinario a lo filmado para encontrar otro tipo de belleza? Tal vez no sea nada de lo anterior, sino simplemente que Tourneur insiste en prestarle atención a un pueblo medio con personajes medios, y aún así encontrar particularidad, sin un conflicto hegemónico que articule todas las situaciones a su alrededor. Esa falta de tensión, hace que el tiempo pase de otra manera, como en dos sentidos: hacia adelante, como en todo relato, y a la vez en un tiempo suspendido, como el de una enumeración. Es como si dedicara un largo rato para decirnos: hay un niño, hay un pastor, hay una tierra cedida a un ex esclavo que ahora está en disputa, hay un nuevo médico en el pueblo que no cree mucho en el poder de la fe, pero no hay ningún problema.

Y de repente, todo esto cambia luego de la visita de un espectáculo de feria conducido por una mezcla entre un pastor evangelista de la época con un mago circense. Lo que vemos allí es extraordinario, para nosotros y para los personajes, especialmente los niños que miran absortos cómo este tipo saca patos y monedas de las narices u orejas. Los actos de magia no tienen consecuencias en el pueblo pero sí en la película: quitan el filtro de lo ordinario para que unas oscuras nubes se precipiten y todos los conflictos (presentados tan lentamente hasta el momento) salgan a la luz. Recién hacia el final el cielo vuelve a despejarse, curiosamente justo después de otro tipo de magia: algunos milagros que reconcilian a la fuerza con la razón y a la ciencia con la fe.


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