El pintor - Laura Spiner




En 1962 Antonioni gana el premio del jurado en Cannes con El eclipse y ese mismo año, el 27 de abril de 1962 se inaugura en la Galería de Arte Moderno de Roma la primera gran exposición dedicada a Mark Rothko. Antonioni tras una primera visita a la exposición acompañado por Mónica Vitti, regresó a verla cuatro veces más. Por su parte Rothko había visto "La noche" (1961) y comentó con emoción que “en New York no se hacían películas así, que aquel film en blanco y negro era una película a color”. A su parecer, aquellos negros, aquellos negros más claros, aquellos grises, aquellos grises más claros y aquellos blancos eran la historia de una película a color. Mientras Antonioni se encontraba en el Festival de Cannes y antes de que concluyera la muestra de Rothko, le avisaron que el pintor quería obsequiarle una pintura suya. Antonioni regresó a Roma antes del cierre de la exposición a ver nuevamente la pintura de Rothko y siete días más tarde le escribió una carta bellísima, conservada en el Mark Rothko Family Archive y publicada por primera vez en la exposición dedicada a Antonioni y las Montañas Encantadas. En la carta Antonioni escribe: “Querido Rothko… es la cuarta vez que visito la exposición y cada vez, en estos cuadros que parecen hechos de nada -o sea, sólo de color-, descubro algo nuevo; se descubre todo lo que está detrás del color”. Antonioni sabía que Rothko estaba cambiando por completo la esencia y la forma de la pintura abstracta. La clave era la fuerza emocional del color que superaba al gesto actual. Influenciado por Ernst, Mondrian, Tanguy, Chagall, De Chirico, comprendió que era indispensable llegar a una experiencia sensorial completa entre la imagen y el observador devolviéndole al espectador la exuberancia, la luminosidad interna y los contrastes cromáticos. Por su parte Antonioni no ignoraba que uno de los puntos de partida de Rothko había sido "La habitación roja", también llamada "Armonía en rojo" (1908) de Matisse, y que había llegado a obsesionarlo a punto tal que la visitaba todos los días y se quedaba estudiando la obra mientras penetraba completamente en el color. En 1964 Antonioni comenzó a rodar en la central petrolífera de ANIC en Rávena. Este paisaje le proporcionó impresiones narrativas que eran al mismo tiempo impresiones de color: “El color absoluto no existe. Es siempre una relación. Una relación entre el objeto y el observador (más bien la situación física del observador); entre el objeto y la dirección de los rayos que lo iluminan; entre la materia que está formando el objeto y la humedad del aire. En el film hay una lenta y continua metamorfosis de los colores, un pasar gradual, rítmico y esencialmente expresivo de un color a otro. El desierto rojo iba a llamarse "Celeste e verde", me gusta pensar que cambió su nombre gracias al N°7 de Rothko. 



Comentarios

  1. Tremendo.
    Me gusta mucho el verde raído del pasto en Blow Up.
    En las imágenes del fotógrafo sin nombre (¿un año después de Leone? Italia, cámara, arma, etc.) ese color equivale a un deslucido gris medio.
    El verde es el opuesto complementario del rojo.

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    Respuestas
    1. A propósito de la psicofisiología del color Antonioni cuenta que cuando llegaron a la fábrica a filmar El desierto rojo decidieron pintar todas las paredes de color rojo. A lo largo de quince días los obreros estuvieron trabajando pero que durante esos días comenzaron a actuar extrañamente. Estaban iracundos, molestos. Llegaron hasta pegarse. Luego retomaron el experimento pintando todo de verde claro y ahí retomó la calma.

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    2. Rojo profundo.
      También protagonizada por Hemmings (que en Blow Up se hace llamar por radio Azul 439) y dirigida por un exponente de un género llamado Amarillo.

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