Cahiers y otras cuestiones - Rafael Filippellli




Hace tiempo que vengo insistiendo en que, si bien no es obligatorio romper con nuestro pasado, al menos sí poner en crisis algunas certezas.

No es necesario tirar por tierra todas las cuestiones que abrió Bazin ni los Cahiers. Por el contrario, algunas de ellas siguen vigentes. Pero no tanto como se pretende. Para nombrar la más obvia, no estoy tan seguro de que, en la lucha de un domador con un tigre, en algún plano de la escena ambos deban estar juntos. Es más o menos como confundir al contraplano con el correspondiente. ¿No les parece que atrasa un poco? Hay algo de religiosidad en todo eso.

Tampoco deberíamos olvidar que a Bazin, Vincente Minnelli le parecía un gran director.

Lo grave es que no sólo a Bazin. Obviaré la anécdota de la entrevista que Rohmer y Bazin le hicieron a Orson Welles. Citaré sólo el final: “Yo creí que veníamos a hablar de cine”.

Me gustaría poner de manifiesto que Welles nunca me resultó simpático y que son más las películas de él que no me gustan que las que sí me gustan. Alguna vez frente a la opinión de un crítico acerca de que la obra de Horacio Salgán era muy reducida, Piazzolla dijo: “Alguien que compuso ‘A fuego lento’ no necesita escribir más”.  Bueno, eso pasa con “El ciudadano” y “Los magníficos Amberson”. Sin abundar: cambió la narración cinematográfica para siempre e introdujo sin ninguna parafernalia teórica la cuestión del punto de vista.

Como es obvio, ahora que acabamos de enterarnos de que los Cahiers fueron comprados por un conjunto de banqueros que afirman que hay que colocar a la revista a la altura del cine actual y que todos los pertenecientes a la vieja revista renunciaron resulta un poco feo hablar mal de ella (1). Pero mi intención no es criticar a los Cahiers de los últimos tiempos, dado que era casi imposible leerla. Para ser más preciso, me refiero a los Cahiers del comienzo, anteriores al golpe de mando que realizó Rivette contra la derecha que comandaba la revista. Al comienzo Bazin-Valcroze y más tarde Bazin-Rohmer. Durante ese período lo echaron a Pierre Kast por izquierdista.

Pues bien, en ese momento (para decirlo rápido, Baziniano-Rohmeriano) si bien muchos de nosotros nos formamos, también se cometieron algunas equivocaciones. Para poner un sólo ejemplo, la instauración de una regla a la cual había que someterse como a la ley misma: el hitchcock-hawksismo”. Lo más sencillo sería decir que eso no quiere decir nada y olvidarse del tema. Pero sería demasiado sencillo y esquivarle el bulto a la cuestión. Voy a pegar un salto (por cierto audaz) en el razonamiento y me voy a comportar con la misma arbitrariedad. Era la mejor forma de borrar a Ford del cine americano, que era sobre el cual reflexionaban y el que ponían como el principio para volver a pensar la cuestión.



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(1) Este artículo fue escrito antes de la designación de Marcos Uzal como nuevo director de Cahiers du Cinéma.

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