Realismo y artificio - Juan Villegas





Me gustan mucho las versiones coloreadas, más definidas, sonorizadas y con modificaciones en la frecuencia de cuadros por segundo de planos filmados a finales del Siglo XIX. No deberíamos llamarlas “películas restauradas”, ya que el procedimiento se parece más a una intervención artística (desde la técnica) que a un proceso que busca recuperar la calidad original (y perdida por el paso del tiempo) de una obra. El procedimiento tiene antecedentes, pero todos fueron menos felices que éste. A mediados de los 80, Ted Turner, poseedor de los derechos de varias películas del período clásico, procedió a colorearlas, con el objetivo de darles nueva vida comercial en la televisión por cable y el mercado de video hogareño. En ese momento, varios cineastas y coleccionistas se mostraron indignados. Tenían razón, porque evidenció que lo que hacía falta era recuperar la calidad original del blanco y negro de los años 30 y 40 y no una coloración que nada sumaba en términos estéticos. Además, se hacía demasiado evidente el engaño, precisamente porque se hizo mucho esfuerzo en esconderlo. Un buen tramposo debe esconder sus trucos, si no nadie se cree las trampas. El objetivo de Turner era que los espectadores olviden, en algún momento de un futuro no muy lejano, que el cine había sido, algunas veces, en blanco y negro. Eso no era tan sencillo. Había una memoria cinéfila que le siguió compitiendo. Y para eso ayudó mucho que la calidad de las copias digitales de los clásicos mejoraran tanto en las últimas décadas. Al fin y al cabo, ¿por qué nos iba a molestar tanto que Turner nos muestre "Casablanca" en una buena copia en color, si la otra opción para verla era una mala copia en blanco y negro?

En cambio, estas vistas de los hermanos Lumière coloreadas y sonorizadas no buscan reemplazar a las originales, sino que pretenden ser otra cosa. Mejor dicho: usan a la obra original como objeto para crear algo nuevo, que al mismo tiempo es una reflexión sobre aquélla. Yo creo que está implícita esta idea: ¿cómo se hubieran filmado de contar con la tecnología que les permitiera a sus creadores agregar sonido y reproducir color? Lo que me gusta de estas versiones es que no hay engaño, no hay intención de hacer pasar gato por liebre. El resultado es de una ambigüedad asombrosa: nos deslumbra tanto la sensación de realismo extremo como la naturaleza tecnológica del procedimiento. Los efectos técnicos permiten un plus de realismo que otorgan más valor documental que el que tenían los planos originales, pero al mismo tiempo no podemos dejar de percibir esos efectos como un artificio del Siglo XXI.

Este video es una colección de clips que compilan la controversia suscitada por la colorización de películas en blanco y negro en 1986. Participan del debate Joe Dante, John Huston, Leonard Maltin y James Stewart, en otros.

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