The Sun Also Rises II - Rafael Filippelli




Algunos me dijeron a propósito del texto anterior, que resultaba interesante comenzar por una película (aunque fuera mediocre) para llegar a la literatura. De hecho, se invierte la historia, donde lo previamente escrito posibilita “las imágenes y los sonidos”. Resulta gracioso pero así lo piensa la gente. Sin embargo, no fue así. Aunque no por una decisión a priori. Simplemente no fue así. Estaba releyendo la novela de Hemingway y se me ocurrió averiguar si se había filmado alguna adaptación y me encontré con la película de King. Desde ya que no la vi. No me pareció necesario. 

Me sigo olvidando del cine, entonces, y prosigo. Pocas veces el vitalismo de Hemingway alternó tan eficazmente con la incapacidad de participar de la acción. Si alguien me contara una novela donde el deseo de “ella” es tan ineficaz como la pasividad de “él”; donde “él” sufre los amoríos de “ella” pero que nada sería peor que quedar fuera de su mundo y que todo eso no constituye un chantaje sentimental, no dudaría en decir que se trata de una novela de Scott Fitzgerald, uno de los norteamericanos que formó parte de la famosa “generación perdida” y que jamás haría nada sin elegancia y melancolía y que ayudó a Hemingway a consagrarse y que convirtió esa compleja relación en una de las muchas razones de su destrucción.

Releyéndome, no puedo sino pensar que es imposible no volver al cine. En un sentido convencional, todo lo dicho forma parte central de lo que se piensa como “cinematográfico”. Más bien de lo que no debería ser el cine. Entonces: ¿de qué se habla cuando se habla de adaptación, transposición o como se prefiera? ¿No se tratará de la dependencia de siempre? El cine tiene una suerte de complejo de inferioridad con la literatura. Se me podría decir, “hace bien”. Es posible. Aunque sé que hay una corriente de pensamiento que así lo piensa, el cine no es necesariamente una suerte de literatura por otros medios. Es más: eso es definitivamente su desaparición como un arte posible. Nadie está pensando en olvidar a la literatura. Simplemente en no convertirla en el origen de cada película. Grandes cineastas modernos nunca dejaron de tener a la literatura presente. Pero también a la pintura y a la música. Straub, Godard, Antonioni y más cerca nuestro, Llinás, son algunos ejemplos.

En realidad, en el momento en el que estas ideas están más olvidadas y rechazadas que nunca, bien vale la pena reivindicarlas.

Gary Cooper (izquierda) con su amigo Ernest Hemingway (derecha)

Comentarios

  1. Me gustan mucho los dos textos sobre Hemingway y el cine. Le quería consultar: le parece que algún director representa el estilo deeste autor en el cine? No me refiero a una adaptación sino a alguien que haya podido llevar a la pantalla su estilo.
    Muchas gracias, desde ya

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    Respuestas
    1. Estimado amigo. Me gustaría conocer su nombre. Sólo para hablar de igual a igual.Descuento que usted tendrá sus razones para usar el anónimo y las respeto
      Su pregunta es de una inteligencia muy poco común. y, al mismo tiempo, muy difícil de responder. En primer lugar porque es casi imposible comparar novelistas con directores, dado que ambos practican lenguajes diferentes. Desde ya que eso no impiden parentescos, aunque también puede llevarnos a meter la pata. Antes de ver "Las amigas", de Antonioni, uno podría suponer que entre él y Pavese ("Entre mujeres solas") había un parentesco estetico-ideológico más que evidente, y sin embargo, no fue así.
      Usted me dirá, "no se me vaya por las ramas". Nada más lejos de mí. Usted me pregunta algo complejo y mi obligación es dar cuenta de esa complejidad. Con todas las salvedades hechas, me animaría a decir que lo más parecido a la narrativa de Hemingway en el cine (incluyendo descripciones y diálogos) se pueden encontrar desde varias procedencias, menos que en el cine americano. Cualquier película neo realista es más heminwayiana que la torpeza hecha a partit de "Por quién doblan las campanas". Y si se trata de Rossellini, ni hablar. ¿Y en Francia? ¿Qué le parece "El bello Sergio" y "Los primos", de Chabrol?
      Y para que no pecar de desmedido voy cerrando. ¿Se le ocurrió pensar a "Cenizas y diamantes ". de Wayda,como una novela de Hemingway?
      Desde ya, querido amigo, que estoy en contra de todo lo que estoy diciendo. La literatura debe dejar en paz al cine y (sobre todo: viveversa)
      Pero usted tiene razón: es prácticamente imposible.
      Le agradezco mucho su inteligente comentario y la posibilidad que me brinda de seguir reflexionando acerca de un problema insolubre
      Muchas gracias,
      Rafael

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