Los retratos I - Rafael Filippelli

 



Aunque tuvimos nuestras diferencias e incluso nuestras peleas, mantuve con Alberto Fischerman la relación más honesta, amical e intelectual que tuve con el cine encarnado en una persona. Además, nos queríamos mutuamente. Fuimos amigos y compinches entre los mediados de 1960 hasta el día de su muerte. Había nacido en 1937, o sea que tenía un año más que yo y murió el 12 de marzo de 1995, a los 58 años. No estoy muy seguro de que su pasión principal fuera el cine. La música definió su vida. Era violinista y llegó a compartir el atril con el que fue el primer violinista de la Sinfónica de Chicago. Su fuerte no era el rodaje. Era la concepción de la película y el montaje. Por eso, él me convocaba a sus rodajes y yo a mis montajes.

Dejando de lado la innecesariamente famosa historia de “La noche de las cámaras despiertas” estábamos siempre juntos. A comienzos de los 1990, después de su fracaso en su intento de intervenir activamente en el cine comercial, me dijo “solos no nos sale, ¿y si nos juntamos?

Ahí nacieron “Los retratos”. Lo curioso es que todas las ideas eran de él y los terminé filmando todos yo. Alberto me dijo: hay que encontrarle la vuelta para evitar a Borges y a Sábato. Ya tenía la respuesta: debían ser intelectuales, artistas, escritores vivos y en actividad: lo primero excluía a Borges y lo segundo a Sábato. El otro tema era excluir el carácter serial: por eso debían ser retratos y no biografías.

La FUC se hizo cargo del proyecto e hicimos la de Lavelli como si fuera un seminario con alumnos de la institución. Sólo como paréntesis, si bien yo pensaba que esta primera debía dirigirla Alberto, no fue así. El se empecinó  en que fuera yo el director y se reservó para él el rol de productor y de montajista. Más tarde,  Fischerman se encargó de dirigir la segunda. Un retrato del pintor Guillermo Kuitca que no pudo ser terminar porque murió peviamente. Otros se encargaron en terminarla y, al menos en mi opinión el resultado fue muy en contra de lo que imaginaba Fischerman.

Fui su mano derecha durante todos lodos los  días que duró el rodaje y, a su pedido, hasta manejé el carro de travelling, cuestión que no le hacía la menor gracia, al ayudante de cámara. Aún conservo las fotos de filmación y me emociona mirarlas de vez en cuando.

Fui la única persona que supo porque Alberto quería filmar esa película y hoy lo voy a contar por primera vez. En un alto de una jornada de rodaje le pregunté: “¿Por qué estás filmando al personaje con tanta distancia?”. Me respondió: “Porque quiero tratar de aprender como alguien triunfa en lo que hace”.




Comentarios

  1. Esta es la última entrada de este blog hace más de tres meses... Está abandonado? Sería bueno (además de amable) comunicar qué sucedió o sucede. Por respeto a sus lectores, no?

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    1. Estimado Anónimo,

      Un blog, como imaginará, es algo fluctuante. Dado que no tiene un programa basado en una periodicidad o en tipo de entregas determinada de antemano, no nos pareció necesario "comunicar" qué sucedió o qué sucede. En principio porque no es algo propio del formato y en segundo lugar, porque no sucede ni sucedió nada en particular. Simplemente, dado que nos dedicamos al próximo número de la revista, entramos en un impasse que esperemos se pueda levantar pronto. Mientras tanto, ahí están los textos. Nosotros, seguimos escribiendo y espero que pronto nos pueda leer en cualquiera de sus formatos.

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    2. La respuesta llegó 4 meses después… Eso es propio del formato? Un blog es algo fluctuante, sí, pero una interrupción por tiempo indeterminado no es una fluctuación. De hecho tu respuesta dice “entramos en un impasse”. Alcanzaba con decir eso. Ni siquiera hacía falta dar la excusa de que están ocupados con la revista.

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