Villegas, yo y el cine - Rafael Filippelli




Juan Villegas también quiere volver. Me adelanto: a algo de lo que nunca se fue. Sus conocidos “diálogos”, sólo fueron una suerte de distracción. Alguna vez lo definí como “el último representante de la nouvelle vague” y él sigue insistiendo.

Me siento acompañado, dado que mis dos últimos textos mandados para el blog intentan ir en una dirección parecida. Aunque no lo ponga de manifiesto, Villegas vuelve silenciosa pero pertinazmente a una zona del cine moderno: la nueva ola francesa. 

“Masculino Femenino”. Película de 1966, filmada luego de “Pierrot Le Fou” (1965) y antes de “Made in USA” (1966). De ahí se agarra Juan Villegas para definir una poética pero no sólo una poética sino una concepción del cine que, si bien comparto sus posiciones sólo en partes, es muy atractiva. He escrito bastante sobre Godard y, sobre todo, me he referido a sus períodos y a sus cambios consiguientes. Después de leer el texto de Juan, me doy cuenta de que siempre omití “Masculino Femenino” en esos períodos y cambios. Me detuve en “Pierrot le fou” porque cierra un ciclo y también abre el período collage como técnica narrativa que permite articular con mayor sentido el sistema referencial. Podría avanzar pero no tiene sentido dado que ya lo he escrito. Sin embargo , cuando las palabras se convierten en planos y los planos son  lanzados hacia las palabras es imposible no relacionar la expresión cinematográfica con la esencia misma de la poesía. 

Ahí es donde me tragué “Masculino Femenino”. No me desdigo. “Pierrot…” cierra un ciclo. Sin embargo, ahí me equivoco cuando afirmo que se abre un nuevo período atravesado por la política: “Dos o tres cosas que sé de ella”(1966), “La Chinoise” (1967), “Weekend” (1967). No es que me equivoque. Es cierto. Pero hoy Villegas me ha hecho pensar en dónde ubicar a “Masculino Femenino”. Desde ya que renuncio a pensar que sea una sola película que no forma parte de sus períodos. Pero por algo me la tragué.

En tal caso, el extraordinario texto de Villegas, me permite albergar cierta esperanza frente a la necesidad que mantengo en no olvidar que algunos de los temas planteados en los modernos sesentas, si bien no deberían ser el centro de nada, deberían tener también un lugar en nuestras reflexiones.   


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