Automatismos I - Malena Solarz



En “Recuerdos”, Mariano Llinás toma un extraño objeto audiovisual: un compilado de fotos alojadas en su teléfono, realizado por el mismo dispositivo inteligente. El sistema es impredecible, pero eso no produce un resultado menos convencional, plantea el texto. La única diferencia entre los tantos videos que se proyectan en casamientos o fiestas de 15 y éste, es que aquí no hay montajista, sino algoritmo.

Más allá de los tantos artistas de vanguardia que simpatizaron con estos procesos de lo aleatorio, hace un tiempo conocí una nueva versión: un proyecto creado por dos cineastas en combinación con el EYE Filmmuseum de Amsterdam, denominado “Jan Bot” (https://www.jan.bot/). Lo que hace Jan Bot es trabajar con el material del archivo audiovisual del museo y combinarlo según las palabras más utilizadas (buscadas o comentadas) en internet. Así, Jan Bot produce diariamente pequeñas películas tituladas como el “trending topic” que las generó. Hoy, por ejemplo, uno de sus pequeños videos se llamó “PSG vs. Bayern”. Es decir que, a pesar de que utilice material histórico, su producción está inevitablemente atada al presente: no sólo trabaja con nombres o noticias resonantes mundialmente, sino que opera en una relación con las imágenes típicamente contemporáneas (sea lo que sea que eso signifique). 

Al ingresar a la página, Jan Bot se nos presenta casi como un ser vivo que se expresa en primera persona y nos introduce su obra explicándonos la modalidad de trabajo y su motivación (como los “director’s statements” que piden los fondos y festivales); por último, nos saluda con un cálido “I hope you like it”. Es así que este algoritmo pasa a tener un nombre, una metodología, hasta un retorcido sentido del humor. Incluso, en varios de sus films, uno puede reconocer procedimientos que reaparecen a modo de estilo (pero también de matriz, de producción en serie): la intermitencia, el uso de placas, de manchas, la combinación de virajes contrastantes. Otra cuestión, nada menor, es que sus cortometrajes no tienen ni principio ni fin, no tienen duración. Son loops infinitos, en los que notamos la repetición del bucle, tal vez a la segunda o tercera vez que vemos pasar un intertítulo. De esta manera, los planos parecen sometidos a una empecinada horizontalidad de la que nada puede moverlos. 

Lógicamente, Jan Bot no es sólo un experimento del arte conceptual, sino también una manera de que esas imágenes de archivo circulen de una forma distinta a la del objeto primitivo. Y en ese sentido, su objetivo se cumple y a la vez no: vemos esas viejas películas, aunque es discutible en qué medida cada video se relaciona realmente con aquel material que utiliza o se deja impactar por él.

Pero lo verdaderamente extraño de estos cortometrajes no es que no estén hechos por un ser humano, sino que en su sistema no parece existir lugar para el error. Ese resquicio en donde Llinás descubría una especie de gag (la inclusión de una imagen de Juliana Awada en el medio de tiernos videos de su hijo tirándole besos), y en donde depositaba cierta esperanza, aquí queda casi licuado en la infinidad combinatoria del algoritmo. Combinatoria que, aunque en sus bases tenga la libertad del azar, produce (o reproduce) una convención, tal vez un nuevo tipo de standard. 

Tal vez, de todas formas, la esperanza siga vigente: algún día Jan Bot será programado para aprender (aunque es difícil aprender sin equivocarse) y reírse de su propio programa automático, mezclarse con videos virales y películas premiadas en festivales.




Comentarios

Entradas populares