Las generaciones IX - Rafael Filippelli





Debo reconocer que mi edad, o más bien la diferencia de edad que me separa de ustedes (en unos casos menos y en otros más) me coloca en un lugar difícil. Comencé mi trabajo en la industria del cine a fines de los años 1950 y casi todo lo que se dice sobre ese período es falso. La mayoría de los directores de ese período no conocían prácticamente nada acerca de la técnica cinematográfica, salvo Torre Nilsson, Tinayre y dos o tres más. Del Carril, Demare sólo sabían cantar tangos y muy mal. El mal que había atravesado permanentemente a nuestro cine era el costumbrismo y esto, con ligeros cambios epocales, siguió hasta los famosos cortos del 1995. No estoy diciendo que esto era lo que caracterizaba fundamentalmente a aquellos trabajos, sino que también estaba presente. Como con todo su derecho Rodrigo recriminó mi actitud frente a las primeras "Historias Breves", me tomo mi derecho a réplica. Insisto: en ese momento, una política sensata hubiera sido generar un proyecto que capacitara a los futuros directores para trabajar en condiciones de pobreza y no de abundancia económica y técnica. Poner a trabajar a personas que nunca habían visto una Arriflex 35 mm era una mala decisión. Sólo como digresión, no olvidemos que ese experimento fue puesto en manos de un oportunista como Bebe Kamin. Con el debido respeto, Rodrigo, Tambornino y Rosell eran y son queridos amigos tuyos lo cual no mejora la película francamente costumbrista que hicieron. Alberto Fischerman fue uno de mis más grandes  amigos y "Las puertitas del Sr. López" sigue siendo una película horrible.  

Digo esto porque después de que amigos y enemigos me hayan adjudicado, injustamente, el rol de maestro de los integrantes del llamado Nuevo Cine Argentino no quisiera tampoco aparecer como un detractor. Se necesitaba un cambio, ese cambio existió y recién hoy se está consolidando.

Nadie parece recordar hoy "Sinfin", de Cristian Pauls. Eso sí era remar contra la corriente. Recuerdo que a la salida del estreno, sus propios compañeros de generación (todos escritores y amigos de su hermano) se burlaban de él. Tampoco se menciona "Todo juntos" de Federico León, película sobre la que escribí en 2002 en Punto de Vista bajo el título de "Un caso fuera de la norma", en un artículo más amplio "Una cierta mirada radical", donde hablaba de Sokurov, Godard, Costa, Huillet y Straub. Ahí decía: "Todo juntos es un film distinto, tanto al generosamente presentado como nuevo cine argentino como fuera de ese marco nacional. Probablemente comparta esta situación con "Silvia Prieto", de Rejtman y "Sábado", de Villegas. En primer lugar porque se coloca al margen de la representación realista que ha definido en los últimos años al cine local hecho por jóvenes y que ha tenido un acompañamiento acrítico sin precedentes."

Si con cierta inmodestia me cito a mi mismo es sólo para poner de manifiesto que esta cuestión no la comencé a pensar ayer. Y tampoco sólo con el cine argentino. Mi pregunta de hoy es la misma que me hacía en aquel momento: ¿cómo se sigue? David dice que Sapir no era ni podría ser Godard pero que permitía volver a él. Eso no lo sé porque como bien intuye David, nunca vi una película de Sapir. 

Pero en cambio vi un comienzo deslumbrante. Un avión cualquiera en medio de un campo y una persona con valijas caminando detrás de un alambrado. Así empezaba "Strangers than Paradise" de Jim Jarmusch. Ahí también había algo nuevo y también en las películas de Akerman que veíamos para esa época.



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